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José L. Ortiz, Chiclayo - Lambayeque, Peru
JOSE W. PÉREZ DELGADO ABOGADO - PROFESOR. DOCENTE DE EDUCACION BÁSICA Y UNIVERSITARIA. PROFESOR INVITADO DE LAS MAESTRIAS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS HISTÓRICO SOCIALES Y EDUCACION DE LA UNIVERSIDAD "PEDRO RUÍZ GALLO" DE LAMBAYEQUE Y DE LA UNIVERSIDAD "CESAR VALLEJO" CHICLAYO LAMBAYEQUE .

domingo, 4 de diciembre de 2011


EL CONTEXTO HISTORICO DEL PROCESO EDUCATIVO COMO ESCENARIO DE DESARROLLO DEL DERECHO EDUCATIVO                            -ENSAYO-

            Nos interesa en este apartado, hacer una descripción de cómo ha evolucionado el proceso educativo[1] escenario central del objeto del derecho educativo y que de cierto modo permite a la nueva disciplina científica encontrar su configuración inicial  de cara al proceso histórico, su existencia y su proyección futura, como dice Edmundo Escobar “siendo  el derecho un sistema de normas  para permitir y facilitar la vida social, el progreso cultural y siendo la educación un proceso social mediante la cual la sociedad se apropia de los bienes  y valores de la cultura; derecho y educación ya se han encontrado  y conectado profundamente en la  vida social de todos los tiempos. Así en las doce tablas, en las Siete partidas, o en el derecho de los pueblos actuales, se encuentran normas, (leyes, reglamentos, decretos…) que regulan la educación”.[2]


            1.1.1. El proceso educativo en la antigüedad y su influencia en el mundo occidental

            En general en casi todas las sociedades pre agrícolas, donde la actividad principal está centrada en la recolección de alimentos, caza y pesca para la sobrevivencia humana, el proceso de enseñar y aprender estaba relacionado con las actividades cotidianas que las bandas, hordas y tribus realizaban diariamente. Al parecer no existía entre la población humana una intención de configurar un proceso educativo en sí mismo o tendiente a mejorar los estados culturales y educacionales de la sociedad,  sino más bien era una acción espontánea, desarrollada en las actividades mismas de sobrevivencia, inicialmente carente de escritura.

Sin embargo la enseñanza aprendizaje como proceso intencional organizado parece aparecer en los momentos en que la sociedad se vuelve sedentaria, y se organiza en torno a las aldeas y a la actividad de hacer producir la tierra y las demás derivadas de ésta,  para cubrir las necesidades alimentarias de la población que  ha ido en aumento y que a la par exigía nuevas y más complejas formas de organización social y de producción cultural. Esta situación se irá complejizando más y más en tanto que la sociedad hace más compleja su forma de vida, y en la medida que su población entra en aumento, de tal modo que es necesario reinventar nuevas formas de organización social así como nuevas formas de desarrollar las actividades económicas, sociales y culturales. Las ciudades va hacer un nuevo escenario de vida de la población por ejemplo; de igual modo la actividad comercial  que exigen nuevas formas de pensar el mundo.       

De otro lado, en la literatura especializada aparecen tres sociedades que tendrían ponderable influencia en el proceso educativo occidental: la sociedad egipcia, la griega y romana y cuyos rasgos aunque “modernizados” se mantienen en la educación actual.

1.1.1.1 La educación en Egipto   

                          En el mundo egipcio, según Mario Alighiero Manacorda  la “enseñanza más antigua se remonta al periodo arcaico, anterior al antiguo reino menfita. Éstas contienen preceptos morales y de conducta rigurosamente integrados con las estructuras y las conveniencias sociales, se expresan en forma de consejos dirigidos por el padre al hijo[3], la transmisión de estos preceptos morales se realiza a través de la tradición oral, y especialmente en el ámbito familiar.

Es en el primer período intermedio, en la que gobierna desde la7ª a la 10ª, del 2190 al 2040 a C., en que se va configurando una educación  de alguna manera institucionalizada. Los jóvenes son confiados a una persona profesionalmente dedicada a ellos, aunque está centrada en la educación física. Debe ser aquí, en la institucionalización, en donde se inician las relaciones de obligatoriedad entre las familias, el “Estado” y los profesionales encargados de enseñar.

De otro lado la educación, basada en la natación,  está reservada a la élite. Junto con los hijos del Rey son educados otros jóvenes, escogidos por el Rey, los cuales acaban siendo considerados “hijos del Rey”. Aquí como ha de verse, la institucionalización de la educación; ya sea intelectual (hablar bien), ya física (natación), tiene su centro en la corte o palacio.  Los que no eran nobles o no estaban dedicados a los cargos políticos, asistía a una escuela especial, el “Kap” o buhardilla, también bajo la responsabilidad del estado y de la familia. Dicha forma de organizar la educación  va a sobre pasar el reino medio, o periodo tebano (11ª. Y 12ª. Dinastía, 2040-1786 a.C.). La educación se basará en el  texto clásico de la enseñanza sapiencial usado en las escuelas, la Kemit o Summa.

En la edad de los hicsos, de la 13ª. A la 17ª. Dinastía (1785-1580 a.C.) aparece la instrucción, se da importancia a la educación en la primera infancia, con las atenciones maternas que ella comporta, la prolongada lactancia y la atención del infante en sus necesidades naturales.

            Sigue después la separación del niño de su madre para asistir a la escuela, que aparece cada vez más claramente como una instrucción pública bajo los preceptos de las normas estatales, separada de la familia, por su puesto reglamentada y esclarecida en sus fines. Al final de este periodo, para los nobles existía también una educación física especialmente la natación, actividad gímnico-deportiva o militar: tiro al arco, carreras, cacería de fieras y la pesca. La educación física es en efecto una preparación para la guerra y una prerrogativa de los grupos dominantes, igual que la educación “oratoria”.

            En la época del Reino Nuevo, la escuela encuentra su definición, la tradición literaria aparece como el gran patrimonio a heredar y con el que identificarse, y los autores como el modelo perpetuo a reproducir. Un libro es mejor que una escuela inscrita, mejor que un muro construido sólidamente. La profesión de escriba aparece, de manera característica destinada a aquellos cuyo físico es débil.

            Muchas de estas nuevas enseñanzas están en forma de carta enviada por un escriba evidentemente más anciano y por tanto más sabio a otro escriba más joven y todavía aprendiz. En estos documentos se hace cada vez más frecuente, de acuerdo con esta hipótesis del estudiante indolente, la práctica de los castigos corporales, aceptados en una sociedad cuyo centro estaba formar no solo el intelecto sino la rudeza de lo corporal para cumplir funciones militares en el arte de la guerra de igual modo se establece la gradualidad de la enseñanza, de tal modo que la teoría, toda justificación lógica, estaban reservados a los grados superiores de estudio.

            En la época democrática, (1069-333 a.C.) el objeto de la enseñanza,  ya no es el hablar  bien sino “todas las reglas de alternar con los grandes y las normas de los cortesanos”[4]

            Mientras que las enseñanzas anteriores ensalzaban las ventajas de la profesión de escriba, ahora se ensalza de manera desproporcionada la obediencia y la sumisión. El otro elemento presente es la honestidad escrupulosa en el ejercicio de la propia profesión, situación que estaba sujeta al cumplimiento de ciertas normas como a situaciones ético morales.

            Existió también, una educación propia de la casta de los sacerdotes, la cual se transmite también de padres a hijos y consiste principalmente en las “letras sagradas”, las cuales no están mejor definidas que los “conocimientos comunes”, no exclusivos de los sacerdotes y difundidos entre los laicos, consistentes esencialmente en enseñanzas científico-práctico. En los grupos dominantes se confiaba a la juventud la tarea de la guerra, la vejez la tarea del culto y de la cultura. La multitud restante de los egipcios aprende desde la edad infantil de sus padres y parientes los oficios que ejercerán en su vida.


                        1.1.1.2 La educación en Grecia.
                                      En Grecia encontramos en primer lugar la separación de los procesos educativos según las clases sociales, pero menos rígida y con una evidente tendencia hacia formas de democracia educativa, claro está como dice Gaarder, Jostein “en Atenas se iba desarrollando una democracia con asamblea popular y tribunales de justicia. Una condición previa a la democracia era que el pueblo recibiera la enseñanza para poder participar en el proceso de democratización[5] Así existía para los grupos gobernantes, una escuela, o sea un proceso de instrucción separado, para educarse en las tareas del poder, que son el “pensar” o el “decir, (o sea la política), y el “hacer” inherente a ella ( o sea las armas); para los productores gobernados ninguna escuela inicialmente, sino solo un tirocinio para el trabajo, cuyos modos han quedado inmutables durante milenios.

            Se trata pues del ejercicio y la participación en la educación de modo separado, hasta cierto modo discriminatorio si lo vemos con los ojos actuales donde el derecho a la educación es un derecho para todos, pero que en el momento no hacía más que reproducir el modelo de organización sociopolítica dominante de la época.

            En la educación Griega arcaica encontramos la aculturación (moral, religiosa, patriótica) y la adquisición de las técnicas, sobre todo la de Gobierno, pero también la de la producción. Las “palabras” y las “acciones” de Homero y de Fénix, reaparecerán después en la Grecia histórica como educación a través de la “música” y la “gimnasia”, por música se entiende la aculturación hacia el patrimonio ideal, transmitido a través e himnos religiosos y militares, cantados coralmente por los jóvenes (entonces no había transmisión escrita y los versos cantados eran necesarios para grabarse en la memoria; la coralidad era sociabilidad), y por gimnasia, la preparación del Guerrero.

            En la época Histórica, el centro de la enseñanza lo tenía la música y sobre todo la gimnasia. La educación de los ciudadanos en Creta y en Esparta, que fueron consideradas por mucho tiempo modelos de política y de educación por todos los conservadores griegos, la educación estuvo bajo la atención cuidadosa del Estado “confiada a un magistrado el “pedonomo”, o legislador para la infancia, no se llevaba a cabo aisladamente sino colectivamente, en los escuádranos y en los coros”[6]. A través de esta iniciación coral y social tenía lugar la preparación de los adolescentes en las tareas de la vida adulta del ciudadano. De la misma especie pero con carácter privado, fueron los círculos de iniciación, e incluso los había femeniles.

            En la magna Grecia nace la escuela de Pitágoras (siglo VI a C.). Se basa en los principios de que ante los bienes no transmisibles como fuerza, salud, belleza y valentía, o los transmisibles con el riesgo de perderse, como la propiedad y los cargos, existe un bien que se transmite sin riesgo de perderlo, y es precisamente la educación. En la escuela pitagórica se distinguían cuatro grados, los acústicos, que tenían acceso a la primera educación de las musas, con mitos, cultos, y cantos religiosos, memorización de poesías, instrumentos musicales, danza y gimnasia. Los matemáticos, que estudiaban aritmética, geometría, astrología, y música; después los físicos, que eran iniciados en los estudios filosóficos: y finalmente los sebásticos iniciados en la ciencia sagrada o exotérica. Los círculos de iniciación y las escuelas filosóficas no son todavía una escuela pública, ni una escuela de estado.

            Como dice el propio Mario Alighiero Manacorda, en “Atenas se atribuye al legislador Solón, a principios del siglo VI a.C. una legislación sobre la escuela, en estas leyes se hablaba sobre los deberes de los padres, entre otras cosas, enseñar a leer y a nadar, y después, para los pobres, el aprendizaje de un oficio; para los ricos, música y equitación, además de “practicar la gimnasia, la caza y la filosofía[7].

            Además, parafraseando al autor se dice que existían disposiciones más estrictas para la escuela, con la indicación del principio y fin de las lecciones, número de alumnos por clase, edad de los alumnos, magistrados dedicados a la instrucción.

            En Atenas encontramos formas de educación fundadas en la “música”, con maestros de cítara y de flauta, y la gimnasia; aunque enseñen en escuelas abiertas al público, son educadores privados y no funcionarios estatales.

            En las familias encontramos también al “pedagogo”: acompañante de los niños a las escuelas, y en parte también maestro, o al menos repetidor de los niños; era un esclavo, y a menudo extranjero; rara y temporalmente se trataba de un griego forastero, esclavo en una ciudad que no era la suya.

La aparición de la escuela del alfabeto, significa el nacimiento de una escuela de escritura. En Grecia con la escritura alfabética, surgió un medio democrático de comunicación y de educación, y la escuela de la escritura tiende a abrirse a todos los ciudadanos. Junto a los maestros de gimnasia y de música, surge un nuevo docente, el de las letras del alfabeto, que no tiene la autoridad del escriba egipcio, pero desempeña una importante labor social. La difusión de la escritura a través de la escuela debió ser rápida entre los libros. Ella formaba parte de las “cosas que un joven libre debe conocer.”

Es aquí en Grecia, especialmente en Atenas,  donde aparece  la carrera de la educación, como tal. Padres, nodrizas y pedagogos, en un primer momento; después de la figura reciente del gramático, el citarista y el maestro de gimnasia, en escuelas privadas abiertas al público; finalmente, por parte de la ciudad, El aprendizaje de las leyes, o sea de los derechos y de los deberes del ciudadano, configura la carrera educativa.

En la metodología de la enseñanza se aprendían primero las letras en voz alta, y después  se aprendían las letras escritas. De tal modo se aprendía a leer los nombres de las letras, después sus formas y sus valores, después las silabas y sus propiedades, y finalmente las palabras y sus flexiones. Después se empezaba a leer y a escribir, primero lentamente, silaba por silaba, hasta leer  con facilidad y velocidad.

            Un proyecto educativo orgánico, que asume en gran parte los usos corrientes de la época, modificados en vistas a una renovación ideal, lo encontramos en Platón; en Aristóteles encontraremos en cambio una descripción y una interrogación de los usos corrientes, con una intención reformada mínima. Platón parte de la división social del trabajo y de su expresión histórica, donde los guerreros aparecen como producto y remedio de la corrupción, y piensa sobre todo en su educación, pero empezando con una selección de los más aptos. Para educar él dice que: “no existe educación mejor que la antigua”, fundada en la música y en la gimnasia: música significa las tradiciones patrias, contenidas en los cantos y en los versos de los poetas mayores, o sea  literatura musicada; gimnasia significa modo de vida del guerrero, que haga superfluos médicos y abogados.

            La concepción de la sociedad como educadora, es además de la reinterpretación de la música y la gimnasia, el elemento más nuevo y más característico de la pedagogía platónica.

            Aristóteles después de haber hablado de las tareas del estado, de la educación, de las artes y del adiestramiento del esclavo, distingue lo que se hace por utilidad y lo que se hace por el conocimiento: distingue entre razón práctica y teórica, actividad y ocio. Analiza la educación existente, discutiendo las cuatro disciplinas de la escuela: gramática, gimnasia, música y dibujo. El arte de la palabra, la institución oratoria, se convertirá en el contenido y el fin de la instrucción griega.

            El mecanismo nemotécnico y la lentitud exasperante en la enseñanza del alfabeto reproducen el método de “cuidar y observar antes de empezar”. El mecanismo de la enseñanza añade el rigor de la disciplina, que a menudo comparte golpes. Golpes y garrotazos entre los egipcios y los hebreos, eran el medio fundamental de la instrucción.

            Los pedagogos domésticos casi siempre eran esclavos extranjeros, botín de guerra, mientras que los maestros de escuela eran griegos, es decir hombres libres, que ejercen un oficio como otro y por el cual se tenía que remunerar.

            Respecto a la profesión de enseñar o la labor del maestro, no fue de prestigio, el oficio de enseñar era el oficio de los que habían caído en desgracia. Vemos pues al enseñante como persona caída en desgracia, como perdedor. Algunos enseñantes de alto nivel recibirán hasta 10000 dracmas por alumno y por curso, y así pudieron enriquecerse, el profesor tenía que contentarse con un ingreso de miseria. A menudo esta paga que se recibía al final del mes lunar, era cuestionada, pudiendo siempre los padres poner en duda el aprovechamiento del hijo.

            Es algo digno enseñar a los amigos y parientes; es algo vergonzoso enseñar por dinero, por pobreza. El fin es puyes lo que cuenta: enseñar no por el arte sino por la educación. No el arte en sí mismo, no el conocimiento o la habilidad en este o aquel terreno, sino su uso mercenario, el tener que servirte de él para ganarse la vida, es algo innoble. Las artes, y en especial la costumbre de enseñarlas por dinero, acabaron por prevalecer, y la escuela, en sus diversos grados, paso a ser una institución indiscutible en las ciudades griegas. La instrucción musical y gimnástica había sido prerrogativa de los grupos dominantes, y sus enseñanzas habían sido consideradas solo dignas del hombre libre; pero su institucionalización en la escuela se extiende a todos los miembros del demos.

            La Difusión de la Escuela y el Gimnasio, se desarrolló gracias a aportaciones financieras. A partir del siglo V se discute si el estado, la polis, deba asumir directamente el cuidado de la instrucción. Platón distingue entre instrucción privada y pública, o sea entre las que se hacían en familia y la que estaba bajo el cuidado de la polis; Aristóteles nos informa que desde finales del siglo IV a.C., en la mayoría de ciudades la instrucción era todavía privada, pero se declara favorable a la escuela pública.

            Las escuelas se iban haciendo públicas, y más aún cuando el benefactor era un soberano. Este proceso significó indudablemente una mejoría de las condiciones y de prestigio social para los enseñantes, aunque se quejan de la ciudad por pagarles lo menos posible y lo más tarde posible. Sin embargo algo significativo iba ocurriendo en la relación enseñante aprendiz que es el paso de un acto netamente familiar  cuyas obligaciones era menos exigibles tanto de los que reciben la enseñanza como de aquellos encargados de hacerlo, para luego pasar a una incidencia directa del Estado en la que no solo exige el cumplimiento de una relación “contractual” para enseñar sino que también asume como tal nuevas responsabilidades tendientes a garantizar el proceso de enseñanza aprendizaje en condiciones más optimas que las anteriores[8]

            En el siglo I d.C. la forma típica de la "escuela" griega es el gimnasio, centro de cultura física e intelectual, verdadero centro de vida ciudadana. Los gimnasios habían nacido como centro de cultura física para los adultos, pero se convirtieron en centros de cultura física e intelectual para adultos y jóvenes.

            La gimnasia y toda la actividad física, ejercida como libre entrenamiento al "hacer" guerra, estaba reservados a los capaces. Pero la sociedad cambia, y la escuela es una consecuencia del cambio producido, un instrumento del cambio futuro. Así pues, el noble arte de la gimnasia se democratizó y al mismo tiempo, de ser un privilegio de los aristócratas se convirtió en campo abierto a todos, se profesionalizó. El gimnasio, de un lugar para practicar ejercicios desnudos, se convirtió en lugar de ejercicios culturales, acogiendo pretores y filósofos. Las dos series de competiciones, del cuerpo y de la mente, van al mismo paso. El tercer aspecto de la formación del hombre es el aprendizaje para el trabajo.

                        1.1.1.3 La educación en Roma.

                         En Roma encontramos, como también lo hubo en Grecia y en otras sociedades un proceso gradual y progresivo del paso de la educación del  ámbito familiar a un ámbito mucho más público y social a cargo de distintos educadores.


Durante la historia de la educación en Roma podemos encontrar cuatro etapas bien definidas: la educación en los tiempos primitivos, en la época republicana, en la etapa imperial y durante el periodo decadente.


En los tiempos primitivos, la educación romana estuvo bajo el influjo y de la institución familiar, así ésta asumió directamente la función educadora a través de los padres, y en otros casos fueron los pretores los que asumieron la educación.

Como dice GARCÍA ABELLÁN Roma,  que  hubo  de  recoger  de  modo inmediato y directo las esencias intelectuales helénicas, apeló a su propia concepción de la sociedad, organizada mediante la norma de Derecho, para obtener consecuencias aplicables a su propia concepción del educar. Por ello, la estructura de la familia, trazada por el orden jurídico y comúnmente aceptada por la civilización latina, dio lugar a que, inscribiendo en torno del paterfamilias la actividad  toda  de  la comunidad doméstica, quedase atribuida al mismo, y con la consideración de honor, la educación de los hijos[9]


En efecto, el niño romano, recién nacido, era depositado a los pies del padre, si lo levantaba y tomaba en sus brazos, significaba que lo reconocía como tal. El reconocimiento y aceptación del hijo por parte del padre tenía para aquél una importancia decisiva: el acto del paterfamilias de filium tollere o suscipere, no sólo significaba la aceptación de la legitimidad del hijo, sino que lo que constituía en su suus heres y comprometía al padre a criarlo, educarlo y dotarlo de medios de subsistencia


Durante los siete primeros años de la vida del niño, era la madre la que asumía la responsabilidad de su crianza, en todos los órdenes: biológico, intelectual y moral.


A partir de los siete años comenzaba la intervención específica del padre en la educación del hijo. El padre le enseñaba a leer, si no había aprendido ya con la madre en los años anteriores, a escribir y a contar; a cultivar el campo, a interesarse por sus asuntos y a cultivar las virtudes morales: personales y cívicas. En la antigua Roma, es el padre el que va introduciendo gradualmente a su hijo en la vida profesional y pública. Aunque  posteriormente  intervendrán en la educación de  los  hijos  otros  maestros “profesionales”, el verdadero educador es el padre, que se  entregaba con toda conciencia al cumplimiento de este papel; la actuación de estos maestros se consideraba siempre más o menos asimilable a la influencia paterna.

En este periodo, al igual que ocurrió en Grecia, cuando en la educación del niño romano intervenían personas distintas de los padres, pero dentro del ámbito familiar, en lo que podríamos llamar enseñanza individual, la tarea de educar se desdoblaba en dos funciones distintas, ejercidas por personas diferentes: el pedagogo, heredero del paidagogos  griego,  era  un  esclavo  culto  de  origen  heleno  que  se  encargaba  de  la enseñanza  del  griego;  el  preceptor,  por su parte, asumía de  forma  particular  los restantes deberes del maestro[10]

Al pasar el tiempo dentro de la etapa primitiva la instrucción y educación dada por los padres a los jóvenes resulto ser insuficiente, a causa de la creciente complejidad derivada de la propia evolución social, apareciendo paulatinamente las primeras escuelas elementales, en las que el encargado de dirigirlas recibía el nombre de ludi magister o litterator. La instrucción suministrada al niño, que comprendía normalmente el periodo entre siete y doce años, era muy elemental: lectura, escritura, rudimentos de cálculo, aprendizajes de máximas con fondo moral y ciertas nociones de literatura. Tal vez era el final de la enseñanza individual y el inicio de la enseñanza colectiva.

En la fase republicana, con el progresivo proceso de helenización impuesto por Grecia en Roma  la escuela del ludi magister empezó a resultar insuficiente, suscitándose a partir de ese momento el interés por  la  gramática y la retórica, y apareciendo como consecuencia de ello las primeras escuelas del gramaticus y del rhetor. A pesar de ello, Roma sigue careciendo de una política escolar propiamente dicha, abandonando la educación a la iniciativa y a la actividad privada, y considerando a la escuela como institución subsidiaria de la familia, que siguió asumiendo plenamente, ahora a través de la escuela o de preceptores privados, su función educadora.


En la etapa imperial la educación estará caracterizada por una confirmación de las tres escuelas mencionadas  y  por  el  establecimiento  de  tres grados de enseñanza: primaria, secundaria y terciaria en cada uno de los tipos correspondientes al ludi magister, al gramaticus y al rhetor[11]

El gramático goza ya entonces de una condición superior a la del simple maestro de escuela; no en vano está previsto que el gramático reciba una retribución cuatro veces superior. A la escuela del retórico acudía sólo una minoría de los ciudadanos, al cumplir los 16 años, y era este profesional de la enseñanza el que gozaba de mayor prestigio en la sociedad romana

Los  distintos estudiosos de la época  han  resaltado  que,  a  diferencia  de  las anteriores etapas, la etapa imperial se caracteriza por la existencia de una apreciable política escolar. Así, se observa el general impulso de los distintos municipios para que hubiera en todos ellos una escuela pública, hallándose, no sólo instituidas, sino también sostenidas y fiscalizadas por las municipalidades.

Sólo al final del Imperio, Vespasiano, a finales del siglo I de nuestra era, introduce la escuela mantenida con fondos del Estado, cuyos maestros percibían sueldos fijados por aquél[12]. Según SUETONIO, fue este emperador el primero en fijar el salario regular de 100.000 sestercios para los maestros latinos y griegos de retórica, pagados por el fisco imperial[13]

Por  último, durante  la época decadente, las escuelas  perdieron  parte de su influencia, y progresivamente fueron desapareciendo hasta su extinción casi total con la invasión de los pueblos del norte.


Finalmente, en épocas posteriores,nos encontramos con un último factor, tal vez el más decisivo, en  el  proceso  de  configuración  del contexto educativo como contexto jurídico la conversión de la prestación gratuita de servicios educativos en la forma casi generalizada de prestación de estos servicios”[14]
 

Después de las experiencias clásicas, un primer hito de este factor estará constituido, en el siglo XVI, por la Reforma luterana. En materia educativa, Lutero preconiza el derecho y el deber del Estado de intervenir en la enseñanza y obligar a los niños a asistir a la escuela para asegurar su formación en el espíritu de la Reforma. Reaparece así la idea de la generalización de la gratuidad escolar. Sin embargo, la Contrarreforma nacida del Concilio de Trento adoptó medidas para que las propuestas sobre la enseñanza propuestas por Lutero no tuviesen efectividad  práctica.  De  este  modo,  la  Contrarreforma  promovió  por  su  cuenta  la organización de la enseñanza primaria popular y gratuita, conservando la dirección religiosa: la Iglesia nombraba a los maestros, inspeccionaba las escuelas y escogía los libros.

El segundo hito lo encontramos a finales de ese mismo siglo, y también a lo largo del siglo XVII. En ese periodo, numerosas congregaciones religiosas nacen con el objetivo de crear instituciones escolares dedicadas a la enseñanza y educación de las clases menesterosas. Los servicios educativos se prestan en estos casos con carácter benéfico. Todo el siglo  XVII  asiste,  pues, a la expansión de las órdenes y congregaciones religiosas dedicadas a la educación, gratuita en un principio, y más tarde mixta, pues a medida que transcurre el tiempo comienza a aceptarse, por aquellos que podían, el pago de unos honorarios.

Llegamos así a los umbrales de la Revolución Francesa, que dará lugar a la cristalización de los sistemas educativos nacionales, y, como consecuencia de ello, a la casi generalización de la prestación gratuita de servicios educativos en la mayoría de los países occidentales con la constitución de la enseñanza en servicio público como lo tenemos hasta hoy con un sinnúmero de adaptaciones.



[1] Si bien es cierto que el proceso educativo, abarca tanto la dimensión  formal y no formal. En este caso solo nos referiremos al proceso formal, por razones de amplitud del estudio que estamos realizando, lo que no quiere decir que el proceso educativo se reduzca solo a lo formal o escolar. 
[2] ESCOBAR, Edmundo. Derecho Educativo. El derecho de la educación o el derecho en la educación  p. 212.
[3]ALIGHIERO MANACORTA, Mario. Historia de la Educación .De la antigüedad al 1500, p 109.
[4] Ibid, Historia de la Educación. De la antigüedad al 1500,  p. 148
[5] GAARDER, Jostein. El mundo de Sofía, p. 74-75
[6] ALIGHIERO MANACORTA, Mario. Op.cit. p.136
[7] Ibid, Historia de la Educación. De la antigüedad al 1500,  p. 183
[8] El legislador Solón, a principios del siglo VI a.C. plantea  una legislación sobre la escuela, en estas leyes se hablaba sobre los deberes de los padres, entre otras cosas, enseñar a leer y a nadar, y después, para los pobres, el aprendizaje de un oficio; para los ricos, música y equitación, además de “practicar la gimnasia, la caza y la filosofía. Existían disposiciones más estrictas para la escuela, con la indicación del principio y fin de las lecciones, número de alumnos por clase, edad de los alumnos, magistrados dedicados a la instrucción.
[9] GARCÍA ABELLÁN, J. El contrato de educación,  p. 19.
[10] TAULER ROMERO, M, El contrato de educación, p. 85.
[11] MARROU, H, Historia de la educación en la antiedad, p. 491.
[12] TAULER ROMERO, Op. cit., p. 273.
[13] SUETONIO, Divus Vespasianus, XVIII.
[14] MARTINEZ – ECHEVARRIA CASTILLO, Iñigo. El complejo relacional educativo como contrato a favor de tercero, p. 93.